La Raspberry Pi es una pequeña tarjeta que encierra muchas horas de diversión, tanto electrónica como informática. Es esa gran idea que permite colocar al alcance de muchos un dispositivo de bajo costo ($25 o $35 según el modelo) pero de estupendas características: procesador ARM11 de 700MHz con unidad de coma flotante, GPU Videocore 4. La GPU es capaz de reproducir contenido con calidad BluRay, usando H.264 a 40MBits/s. Tiene un núcleo 3D que puede ser usado mediante OpenGL ES2.0 y librerías OpenVG. Pero como todo ingenio programable, es inútil si no se cuenta con las herramientas adecuadas para su explotación. Afortunadamente la fundación que da soporte a este proyecto, y muchos otros entusiastas, han provisto del sistema operativo, librerías y ejemplos suficientes para sacar un gran partido a esta maravilla de hardware.
Sin embargo, aún queda mucho espacio para seguir colaborando con este proyecto, cuyo objetivo principal es acercar nuevamente hacia los niños y jóvenes, el gusto por la innovación, el desarrollo de dispositivos y la programación; rescatándolos de la peligrosa tendencia actual, de ser puramente consumidores de lo que el mercado les ofrece. Lejos están los tiempos de los jóvenes Bill Gates y del emprendedor Steve Jobs, creadores de maravillas en sus garajes.
De entre las herramientas disponibles para empezar a utilizar la Raspberry Pi, se encuentra el Scratch, un estupendo lenguaje gráfico/simbólico para aprender la base de la programación sin tener que preocuparse del tipeo y los errores de sintaxis. Con este programa se pueden realizar pequeñas simulaciones/animaciones que en cierta forma hacen recordar al olvidado Logo.
Sin embargo, aún queda mucho espacio para seguir colaborando con este proyecto, cuyo objetivo principal es acercar nuevamente hacia los niños y jóvenes, el gusto por la innovación, el desarrollo de dispositivos y la programación; rescatándolos de la peligrosa tendencia actual, de ser puramente consumidores de lo que el mercado les ofrece. Lejos están los tiempos de los jóvenes Bill Gates y del emprendedor Steve Jobs, creadores de maravillas en sus garajes.
De entre las herramientas disponibles para empezar a utilizar la Raspberry Pi, se encuentra el Scratch, un estupendo lenguaje gráfico/simbólico para aprender la base de la programación sin tener que preocuparse del tipeo y los errores de sintaxis. Con este programa se pueden realizar pequeñas simulaciones/animaciones que en cierta forma hacen recordar al olvidado Logo.
Si se desea realizar una programación mas compleja y crear un GUI las herramientas disponibles son escasas. Modificando algunos scripts de CodeTyphon (IDE de FreePascal) es posible realizar la programación en una PC y luego mediante compilación cruzada generar el ejecutable para la Raspberry Pi.
En la página del grupo de microelectrónica se encuentra el proyecto Digitalización de un Sistema de Microscopía Óptica para el Análisis y Diagnóstico de Muestras Biológicas en donde se hizo uso de este método para realizar el interfaz de usuario, los resultados son bastante satisfactorios y abren muchas posibilidades en el uso de este pequeño y sorprendente dispositivo.
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